Desde hace unos años, la disponibilidad de los instrumentos virtuales, expandieron las oportunidades de la producción musical.
El avance en la tecnología en aplicaciones musicales se ha desarrollado de forma impresionante y ahora es fácil construir segmentos musicales con la facilidad de arrastra y pega.
¿Significa que la época del músico de sesión ha llegado a su fin?
MIDI... La herramienta primigenia.
A fines de los 70, el MIDI se convirtió en un estándar de maquetación y permitió mostrar un panorama de una producción totalmente terminada, antes de ser grabada en estudio.
En los años 80's, la inclusión de las beatbox y los primeros sintetizadores, ayudaron a crear de forma económica una escena electrónica y que consiguió sus mayores estándares con el pop.
Para finales de los años 90, las computadoras más potentes permitieron incluir instrumentos virtuales para sus primeras plataformas. Existieron formatos tan diversos como softwares de secuenciación.
Los sintetizadores utilizaban tarjetas de expansión con sonidos más realistas y algunos se convirtieron en verdaderas estaciones de trabajo digitales y MIDI.
Las interfases eran bastante complejas, sobre todo porque se requerían conocimientos de lenguaje hexadecimal para realizar modificaciones más realistas. Es aquí que llega la tecnología del instrumento virtual.
Instrumentos virtuales: simplicidad de ejecución
Los instrumentos virtuales utilizaban toda la tecnología MIDI y combinada con soporte de reproducción simultánea (polifonía), permitieron insertar archivos de sonido asignados a módulos programados con interfases de gran realismo para operar. En pocas palabras, pasaron de ser unidades hardware a virtuales dentro de una computadora.
Se enriqueció también de las capacidades de automatización de los secuenciadores existentes, lo que permitió una flexibilidad operativa mayor. Ya no se requería de varios teclados para controlar módulos, sino de utilizarlo como interfase solamente en aquellos que se iba a solicitar.
Las limitantes principales de los instrumentos virtuales de primera generación, eran los tiempos lentos de acceso a disco duro. El peso de los archivos de sonido también requería de un RAM más amplio. Pocas estaciones de trabajo podían darse el lujo de operar de esta manera.
Para principios del año 2000, la mayoría optó por volcarse en los samplers, instrumentos que cargaban solo muestras sin operar con gráficos de alta resolución. Los formatos AKAI, GIG, KONTAKT, SAMPLETANK hicieron difícil la preservación de esta tecnología y estandarización.
Los samplers pasaron de módulos recargables a máquinas de loopeo y fraseos para guitarras, pianos y bases de percusión.
Instrumentos virtuales de última generación
Los instrumentos actuales se han podido posicionar nuevamente ante la facilidad de los nuevos tiempos de carga en disco duro y amplias oportunidades de expansión RAM.
Los procesadores actuales permiten realizar múltiples operaciones sobre los archivos y ahora incluyen procesadores propios como delay, reberv, armonizadores.
Es posible conseguir librerías orquestales condensadas y algunas muy extensas que abarcan hasta 45 GB en disco duro. Sin embargo, los discos de 3 TB disponibles permiten cargar estas y otras aplicaciones para sistemas operativos más amplios.
Conclusión
Los instrumentos virtuales son esenciales en la producción musical hoy en día. Muchos sonidos de temas contemporáneos, no serían posibles sin estas herramientas virtuales. La operatividad y costo de un instrumento virtual, permite emular sintetizadores y órganos análogos que costarían una gran parte de mantenimiento.
Las baterías virtuales han permitido que técnicas como el drum replacement sean sencillas y rápidas de elaborar.
Han llegado para quedarse, pero para mi forma de ver, sólo el buen gusto permite definir la cantidad exacta de su participación en un proyecto musical, o una interpretación musical en vivo.
Queda mucho terreno por avanzar en la tecnología virtual.
Rafael Mendoza graba y produce con instrumentos virtuales en Ad Libitum
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