El FONCA, es el sistema que reporta apoyos y estímulos a las actividades culturales en Mexico. Es administrado y vigilado por el CONACULTA.
Desde hace años, las políticas de asignación de recursos, convocatorias y promesas de cambio, se han visto permeadas por la eterna élite de artistas ligados al poder, que frenan el desarrollo cultural.
Los proyectos que pueden ser integrados al FONCA abarcan un amplio espectro. Aunque como audio producción colaboramos en casi todas ellas, voy a centrarme en la cuestión musical y de multimedia.
¿Cómo se eligen a los becarios?
A través de un proceso de entrega y recopilación de datos, el FONCA pide un plan de trabajo y desarrollo del proyecto que incluyen objetivos generales y particulares, bocetos, ideas centrales, desarrollo de esquemas y en el caso de multimedia guiones técnicos.
Una vez que se presenta la solicitud se acude a las sesiones informativas y de soporte a los candidatos.
Tras cubrir esta etapa, se entrega el paquete del proyecto y se espera a que los resultados se den.
Como es de imaginarse, se trata de un proceso en que los jueces hacen inapelable el fallo y si no resultas ganador te devuelven tu información.
Sobre los jurados
Supuestamente, los jurados son personas selectas entre la comunidad artística local y estatal, que analizan las posibilidades reales de cada proyecto y le dan su voto de confianza.
Uso la palabra supuestamente, porque durante todo el proceso no se informa ni quienes son, ni cómo se les elige o asigna esta tarea, que los certifica, cuáles son sus principios de elección. Es más.. ni siquiera puedes saber que criterio utilizan, porque al ser un programa abierto a los temas que presenten los candidatos, no hay una pieza central sobre qué debes explotar y cómo.
Esta supuesta libertad, se ve afectada ante el criterio tan vago como el gusto de los temas para cada jurado, su forma de pensamiento y hasta la hipersensibildad que pueden tener ese día.
Sobre los elegidos
He visto múltiples proyectos tanto estatales como de la capital. Algunos presentan buenas intenciones y otros son reverendas copias de proyectos más grandes. Y es que nadie les dice como distribuir, administrar y utilizar los recursos que se les asignan. Para ellos, la visión de una beca es simplemente tener para comer, vestir y en muchos casos, hacerse del celular de moda en vez de comprar lo que requieren para el desarrollo de su arte.
Entiendo perfectamente que parte de esa beca es su manutención.. pero comprar 5000 mensuales de tacos de carnitas, caguamas, pulques e invertir solo 200 en las fotocopias de todo el año no es viable.
Resultados desastrosos
No juzgo a todos, porque como ya dije, algunos no tienen la culpa de no saber administrar y aun así consiguen entregar buenos resultados. Pero la mayoría terminan mostrando rutinas de payasito pastelero en una plaza pública. Músicos cuenta cuentos que vuelven a refritear acústicamente versiones de ¡Qué Payasos!, Cri crí.. y alguna otra tonada recurrente e infantil. Los niños ni atención ponen a estos intentos vagos.
Algunos se limitan a tocar "El concierto de Aranjuez", primero para darse credibilidad y segundo porque es la única que saben les van a aplaudir y reconocer las autoridades.
Ensambles vocales que cantan a acapella temas de los Beatles en armonía conjunta o el Ave María que cantan en la iglesia elitista cada 8 días.
¿Y que pide el FONCA a cambio?
Un simple reporte al final del año, una presentación en una plaza pública y un soporte en fotografías de lo realizado... Sin palabras.
Conclusión
Las becas de los sistemas culturales del país están siendo desaprovechados y tirados a la basura. La burocracia cultural pesa e influye más a profundidad porque no permiten crear espacios y momentos para artistas que llevan años puliendo sus ideas. No todas las ideas son creativas, pero muchas tienen el potencial de transmitir un mensaje directo tanto en lo artístico como en lo creativo.
Un disco con temas musicales regrabados por cientos de grupos musicales tradicionales, un grupo coral con el Ave María y un video documental sobre la llegada de los raperos a polanco, son a mi parecer proyectos justificables. En teoría son cultura. Pero al no haber una selección adecuada del impacto o necesidad real de emitir un mensaje claro que ayude a fomentar el arte y la cultura, es dinero tirado a la basura.
Me da mucha risa cuando un director de cine pide a gritos al FONCA dinero para hacer una película sobre una familia clasemediera que tiene problemas de identidad sexual, frustración por no saber lo que es el amor y que termina al estilo comedia gringa de 3 pesos.
Si te toca beca a pesar del reparto nepotista, siéntete feliz. Pero puedes estar seguro que engañar a todo México con tu versión original de corridos de la Revolución en tribal no es un proyecto que valga la pena.
Rafael Mendoza es productor en Ad Libitum Estudio
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