Música por internet: El nuevo problema de la industria...
A inicios del año 2001, la pelea de Napster contra la corte americana por violaciones a los derechos de autor llegó a su fin, obligándolo a pagar 26 millones de dólares a disqueras por daños y otros 10 millones por futuras licencias de distribución.
Se inició entonces un nuevo cuestionamiento sobre la forma de vender música en internet, recuperar la inversión y detener la avalancha de descargas. Cualquiera podría postear el álbum más reciente de una banda en minutos y distribuirlo masivamente sin costo alguno.
Así, tiempo después inician los primeros servicios de gestión de descarga programada y con sistemas automáticos de cobro como iTunes y Amazon music.
Al principio, la mayoría descargaba su material y se sentía orgulloso por tener su ipod o reproductor cargado con música y licencias originales en soporte de su artista. Hasta que se dieron cuenta que había un problema con este sistema
¿Quién se llevó mis canciones?
La portabilidad, es una de las principales características que dan soporte a la idea de comprar un reproductor portátil de archivos en diversos formatos. Es cómodo, ligero y práctico. Con almacenaje suficiente para integrar librerías o múltiples opciones musicales que permiten horas y horas de música contínua, selecta y personalizada.
Sin embargo, unos años después la gente se dió cuenta que gastaba mucho en archivos que casi no escuchaba. Es decir, en promedio a inicios del año 2006, un escucha promedio gastaba unos 100 dólares en compra de música online para poseer su licencia de uso. Tarde o temprano, el cliente tenía suficiente música como para considerarse "lleno". CDs o DVDs se convirtieron en la tumba que almacenaría un archivo común en diversos espacios.
El intercambio de archivos no se detuvo y las opciones como Bluetooth y memorias SD intercambiables, afectaron el servicio de descargas pagadas. Nuevamente había que buscar un culpable.
La respuesta de la industria
La piratería se volvió a convertir en el monstruo por excelencia de la industria. El soporte a iniciativas como SOPA, sirvieron para cubrir la ingenuidad y fallas en el diseño de estrategias para asegurar un mercado online.
Apresurados por la visión que Napster concibió, la industria estableció una caja virtual de cobro que se limitó a recabar "lo posible" en sus sitios de internet, ofreciendo como todo, algo a cambio. En este caso un archivo.
La volatilidad de este producto quedó probada cuando las fallas en discos duros, memorias usb, transferencias de datos y falla en los servidores dejó aislado al cliente de su mercancía.
Sólo algunas empresas como Last.fm vieron venir este problema y se anticiparon a mejorarlo.
La nueva era de venta digital.
Last.fm cambió su enfoque para vender algo que el cliente añoraba más. Al existir archivos comunes, no se dedicó a vender copias de los mismos, sino poner el mismo archivo a disposición de muchos, salvaguardando en el proceso espacio de almacenamiento. Nunca perderás una canción comprada en este sitio, porque si así ocurriera, estaría garantizada su accesibilidad sin que tuvieras que invertir un kilobyte de tu reproductor.
Con ello, Last.fm devolvió el reproductor a sus clientes. El control de lo que conservaba y lo que no. Por ejemplo, no tiene caso tener 1 GB de música selecta, cuando al ser borrada se sustituye por un video con el pastel de cumpleaños del abuelo, la primera palabra de la sobrina o las fotos del viaje donde te encontraste a quien hace la voz de Leon O en la serie original (sí... para muchos eso es más importante que la versión perdida de Cheque en Blanco de Paquita la del Barrio).
Conclusión
Las nuevas estrategias de venta por internet, serán basadas no en la portabilidad, sino en la accesibilidad. Sistemas como iCloud y discos virtuales son cada vez más usados, dejando los escritorios limpios para las fotografías de graduación, los videos chuscos de los amigos y los trabajos importantes para el usuario.
Almacenar arriba también tiene sus desventajas. Pero si ha de pagarse una cuota por mantener a salvo archivos que cualquiera puede tener, estamos ante la solución adecuada para la distribución musical.
Hay que pensar como músicos, productores y desarrolladores de audio producción, que nada nos pertenece del todo. Nuestra meta puede ser entretener, insertar, vender o colocar un producto de audio producción como negocio. Pero siempre habrá algo más importante por encima de nuestro producto y que decidirlo es tarea del usuario...
Así que debemos trabajar duro, no sólo para proveer música. Sino para recrear una experiencia que el usuario haga suya y podamos quedarnos dentro de sus dispositivos o en algún lugar de su clóset en forma de CD de respaldo...
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