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lunes, 27 de febrero de 2017

Marketing musical:¿Santo o demonio?



¿Cómo se le hace para tener más fans, llegar a mejores tocadas, vender más productos, entrar a festivales, ser considerado por una disquera, ganar mejores beneficios (el dinero no es todo) con mi música?

Estas son tan solo algunas de las inquietudes que constantemente nos hacen en los talleres de emprendimiento y pláticas sobre el negocio de la música. Y nuestra respuesta siempre es la misma... ¿Has desarrollado una estrategia de marketing?

El músico por naturaleza es emprendedor, sin embargo, es muy sencillo quedar atrapado en la idea que con coraje, determinación, pasión, amor a la música y sacrificio, veremos recompensados nuestros esfuerzos (no lo podemos evitar, somos románticos por naturaleza).

En nuestro blog de hoy, quiero compartirles una visión más clara sobre el marketing en general y algunas consideraciones de su aplicación en el mercado musical.

Percepción generalizada sobre el marketing... (el que sea)

Para la mayoría de los creativos alrededor de la música, el marketing representa hacer ventas y dinero, cuando en realidad, la venta es la conversión de un proceso de marketing. Es la consecuencia directa al desarrollar una estrategia adecuada. 

También es común pensar que el marketing es una estrategia "rara o extraña" de inducción al consumo, es decir, que sirve para "crear necesidades" (Los artistas pop son los más señalados en este sentido).  

Es así que en nuestro país existe un triple rechazo cultural a la mexicana, para implementar una estrategia adecuada, primero porque lleva tiempo generarla (queremos el beneficio ya, para ahorita o dos semanas máximo), segundo; implica trabajo ANTES de empezar a desarrollarla (¿para qué investigamos quien quiere nuestra música si mis amigos dicen que está bien padre?) y tercero, porque se trabaja con mente de "consumidor"(las dos anteriores son resultado de este tipo de pensamiento), incluyendo en ello una gran cantidad de mitos, definiciones equivocadas y expectativas irreales sobre el marketing.

Es cierto que el marketing toma en cuenta principalmente al consumidor y su manera de pensar (entre muchas otras cosas), pero debe delimitar el tipo de necesidad clave, sin derivar en la satisfacción individual, sobre todo en la música, porque es importante encontrar un grupo de personas con intereses comunes en las que su propuesta musical se percibe con un alto valor. 

¿El cliente (o fan) siempre tiene la razón o pierde la razón?

Dentro del área creativa, es común encontrar a proveedores de servicios (estudios de grabación, empresas de sonorización, diseñadores gráficos) dentro de situaciones desgastantes como clientes poco cumplidos, regateo de precios, competencia "desleal", políticas de venta y que son literalmente rehenes de las circunstancias gracias a que han colocado al "cliente" como el poderoso personaje que define su éxito.

Y es que denominar a alguien cliente o fan, es precisamente una de las actividades clave del marketing .

En el caso de los músicos, la situación se vuelve más compleja, porque normalmente replican lo hecho por otros proyectos sin considerar su entorno real de consumo, los obliga a tomar decisiones como aceptar presentaciones lejos de su zona de influencia, aparecer en los medios menos adecuados, abriendo eventos ante público equivocado, lo que desgasta el bolsillo, relaciones y expectativas de su idea original.

En esta nueva era de consumo, posicionar la idea de un negocio rígido (que no le importe nada lo que opinen sus consumidores, entorno y cambios) o uno totalmente flexible (que acceda a cualquier capricho o señalamiento del cliente), genera un desgaste que fulmina a cualquier emprendedor.

La realidad es que aquella persona que denominamos "cliente" (o fan), vive sobre estimulado por las estrategias de marketing masivo y empeora cuando son ávidos consumidores de información en redes sociales e internet, porque acorde a estudios por empresas de análisis, tan solo el 52 % en promedio es información con calidad, una preocupación que Google ha empezado a abordar a través de varios algoritmos para identificar duplicidad en información, interpretación de origen y nivel de consideración ante una fuente más fidedigna.

Es por ello que ser demasiado rígido o flexible, no funciona interpretando a cada cliente, sino el comportamiento de un grupo más específico. En pocas palabras, no todos son tus prospectos y un porcentaje todavía menor en realidad serán tus clientes (o fans). 

Conclusión

El Marketing (mercadeo) es una herramienta indispensable en nuestros días para conseguir que nuestro proyecto o empresa vinculado al negocio de la música, prospere y se establezca como una alternativa que faculte una relación comercial SANA y TANGIBLE, acorde a las NECESIDADES de consumo.

Requiere trabajo, seguimiento, análisis, comprobación, replanteamiento y continuidad. Es por ello que no existe la fórmula mágica para transformar a la rana en príncipe y es muy fácil perderse en el mar de información que es internet, además de los rumores sociales. 

Actualmente el marketing en todas sus versiones (social, musical, institucional, comercial, etc) debe abordarse con un enfoque más inteligente y acertivo. La maraña de conceptos sobre ofertas, precios, promociones, publicidad, entornos de consumo y estimulación de mercado pueden intimidar a cualquiera, sobre todo cuando se inicia la inmersión hacia un terreno tan rodeado de misticismo y rumores, lo que invita a acercarse de manera más abierta a los temas que el marketing aborda para cualquier campo.

Cada proyecto requiere su propia estrategia hecha a medida, porque responde a cubrir objetivos de acuerdo a los alcances y posibilidades tangibles. Siempre hay algo que se puede hacer todos los días para desarrollar un plan de marketing, independientemente de los recursos económicos, humanos e infraestructura disponible.

Pocas propuestas llegan lejos a fuerza de empuje, coraje, pasión, orgullo y determinación, pero hasta esos mismos proyectos pudieran haber alfombrado su camino con la información correcta, una estrategia de marketing bien estructurada y el reconocimiento personal de que no siempre se hace todo lo que se puede, sino solamente lo que se sabe.

Rafa Mendoza escribe para Ad Libitum 
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