lunes, 10 de marzo de 2014

Conciertos masivos: ¿Opción cultural para jóvenes?




La semana pasada, el Gobierno del Estado de México canceló el permiso para la realización del Heaven & Hell Metal Fest 2104, bajo la preocupación de fallas en la organización.

Inmediatamente, los asistentes, organizadores y Ayuntamiento de Texcoco solicitaron que se reconsiderara poder realizarlo como estaba previsto. Un enfrentamiento y descontento generalizado ha puesto en entredicho la autoridad local, estatal y federal, tachando el hecho como discriminatorio y como resultado de la corrupción. 

Uno de los argumentos iniciales de la Alcaldesa de Texcoco, Delfina Gómez Álvarez para revocar la desición, fue que se está privando los derechos a cultura y espacios para jóvenes.

¿Es realmente un concierto de rock masivo, una opción de cultura y entretenimiento?

Evento masivo, dinero efectivo

Cualquier evento que esté dirigido al sector que sea, que maneje grandes cantidades de publicidad, que requiera soporte de patrocinio e implique el cobro de un boleto para acceder al interior del espectáculo es un negocio.

Transportar un cable, una consola o todo un trailer de equipamiento de concierto implica costos económicos. Realizar la publicidad, vender el boleto en línea, tranportación de personal, artistas, hospedaje, seguridad, portabilidad, salud, alimentos y requerimientos de organización, administración y soporte durante el evento debe obtener una retribución económica.

Todo tiene sentido cuando el evento se realiza para promover, fomentar y proyectar la cultura general de la zona. Es una actividad que produce identidad, sensibilidad, apertura de ideas y cercanía social.

¿Traer a Kiss o Guns N' Roses es desarrollar cultura?


Evento internacional o importación de productos

Cuando se habla de nombres como Twisted Sister, Kiss, Korn, Guns N' Roses o Rob Zombie, estamos dando peso a producciones creadas fuera de nuestro país. Si bien se incluyen bandas mexicanas, se les acomoda en los foros más pequeños donde son seguidos o visitados por los muy fans. 

El concepto de "Headliners" debería invertirse en estos casos, pues si bien Gene Simmons invierte un dineral en el concepto de Kiss, no significa que la calidad musical, sonora o interpretativa sea realmente un estándar. 

En países europeos, los festivales musicales invitan artistas internacionales, sin embargo, el cierre y evento fuerte lo integra generalmente un artista local. El impulso y renombre internacionales siempre le viene bien a un Festival. Pero si se va a pagar cantidades importantes de dinero, debería enfocarse a enaltecer a los artistas locales.

Vive Latino, Feria del Caballo, Corona Capital y hasta el Festival Cervantino, utilizan la palabra internacional como apellido para pretextar el gasto económico en favor de crear espacios culturales "temporales" de 5 días, cuando a mi parecer sería mejor apostar ese mismo presupuesto al desarrollo interno de fuentes culturales. 

Está bien traer extranjeros, pero debe haber un equilibrio que proporcione un espacio más vital a los nacionales que los importados.

Intervención extranjera como moneda de cambio y presión "social"

Durante estos eventos, Dee Snider de Twisted Sister envió un video hablando del Heaven & Hell. Cantando una versión cover de "We're not gonna take it" , menciona que hay personas que no quieren dejar que se realize y menciona que no permitirán que lo hagan. Gene Simmons en su cuenta de Twitter avisa de que el evento que se realizará en el "Estadio de México" está en marcha y caminando. ¿Se debe permitir que personas extranjeras hablen de esta manera sobre las autoridades internas del país, simplemente porque son famosas por transculturización?

La "presión" artística para la realización del evento, tiene que ver más con decidir si cancelas o no un vuelo a México. Recordemos que Dee Snider vendió los derechos de la canción para que el grupo "Moderatto" lo utilizara en una campaña "anticorrupcción" hace unos años. 

Vender el derecho de este tema fue tomado por sus seguidores como una necesidad económica severa.  Sea bueno o no, las leyes aplicadas al Festival han existido desde antes de su creación para verificar que no ocurran incidentes graves.  

Una incipiente marcha realizada el fin de semana a favor de la sede, terminó en desencanto ante el apoyo creado en redes sociales. Y es que hacer revolución en este sentido, requiere más pensamiento profundo que cartulinas y gritos de apoyo. Tal vez las "Chapomarchas" han tenido más éxito en ese sentido.

Ahora, se trata de ver quien quiere embolsarse un dinero adicional, a cambio de retar a la Secretaría de Gobernación o las recomendaciones de Protección Civil.

Conclusión

De nada sirve realizar Festivales masivos si no se promueven las propuestas locales, estatales y nacionales fuera del ámbito comercial. 

Importar bandas para festivales, produce una visión pobre de las posibilidades musicales que existen en el país. 

Las empresas utilizan la palabra "inversión" para definir la importación de producciones al país. En realidad se convierte en un "gasto innescesario". Es como comprar paquetes de McDonalds cuando se tiene comida en casa.

Para el Ayuntamiento, el argumento de que habrá una "derrama" económica en la zona, sólo se enfoca a los hoteles, restaurantes y zonas de alimentos en la zona. Pero esta propuesta en nada mejora la economía de la zona porque se vuelve temporal. 

El mercado cultural-local queda destruido similar a cuando un WalMart llega a la ciudad, o un Oxxo acaba con las tienditas de la zona. Se llama economía global y no importa que devore las oportunidades culturales a cambio de algunos millones de pesos. 

Después de este evento, los proyectos turísticos y esquemas culturales se vendrán abajo como pasa con cualquier gobierno que lo represente. Las casas de cultura seguirán sin programas y sustento al desarrollo creativo y cultural.

En México, ni el PRI, ni PAN, ni PRD, ni PT, ni cualquier otro por venir o por nacer, se centrará en el desarrollo de un plan económico cultural a corto, mediano y largo plazo.

Los organizadores del Festival, están estirando la posibilidad de cumplir ya no con un evento de calidad, sino sus compromisos con patrocinadores que deben justificar los miles de banderines, calcomanías, curiosidades y recuerditos que llevarían al evento. 

La mayoría de estos patrocinios ni siquiera son pagados por las empresas que lo ofrecen, pues sangran al proveedor con millones de plumas rotuladas pagaderas a 90, 120 y a veces hasta 365 días.

Es notorio que para la mayoría de la gente que solicita se realice el Festival, lo importante es juntarse, beber cerveza y escuchar metal o sus bandas como sea posible. Aunque haya que pagar por entrar 950 pesos, 800 por acampar, 70 pesos por una cerveza y sin contar los costos de 25 pesos o más el taco de canasta más económico que encuentren en la zona. 

Para mí está claro que usar la bandera de la "unidad metalera" en pro de que se realice, ni siquiera tiene que ver con la música, espacios culturales para jóvenes o promoción turística.

Y luego preguntamos...¿Porqué nos pasa esto?...


Rafael Mendoza, es músico, metalero, fan de Kiss y hace audio producción en Ad Libitum
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