Hoy se cumplen 90 años del nacimiento de José Alfredo Jiménez. Más allá del recordatorio tradicional de Google y la visita obligada a Wikipedia, analizar la carrera de José Alfredo nos revela uno de los caso más exitosos del Music Business en México.
Tendría unos 12 años cuando "El Rey" impactó mis oídos. Existen muchos mitos alrededor de sus dotes artísticas. Que si escribía en servilletas o que no sabía música. Lo cierto desde un inicio es que demostró que la figura del cantautor es mucho más firme en el público mexicano.
José Alfredo dejó mucho aprendizaje que serviría de guía para otros artistas de la música ranchera en nuestro país. Siempre manejó su carrera de forma profesional y consiguió trascender en un mercado hostil para las disqueras que ingresaban al país a mediados del siglo XX.
Actualmente, los derechos del artista son manejados por Sony Music México y representan uno de los catálogos comerciales más valiosos para la empresa.
Se habla de que escuchaba a Pink Floyd, Fletwood Mac e inclusive en un Festival alternó con Alice Cooper, quedando impresionado de su manejo en el escenario y desarrollo de producción teatral.
Para José Alfredo no había un límite establecido. La radio seguía siendo un motivador en la difusión de los artistas nacionales. La televisión ya estaba disponible para un número importante de mexicanos.
Sin duda, su mayor acierto fue desarrollarse como cantautor.
Estableció el rostro detrás de la música y letras. No sabremos si intencionalmente, pero José Alfredo explotó su imagen de un charro más natural, menos extravagante que Jorge Negrete o Javier Solís. Pedro Infante siempre fue de la masa, pero a Jiménez se le consideraba un intelectual de los versos mexicanos.
Reconocer a las voces icónicas del cine de oro se basó en el glamour de su imagen. José Alfredo siempre conservó una forma más natural.
Siempre que viajaba, traía consigo música de los países que visitaba. Vivía apreciando los placeres de la música. Desafortunadamente falleció joven y dejando un legado que no ha podido ser restaurado.
Sin hacer menor los esfuerzos de intérpretes actuales, la discreción artística y de buen gusto que siempre manejó José Alfredo en sus composiciones, le aseguraron un gusto perpetuo en las nuevas generaciones.
Se ha hablado mucho del machismo en sus letras, incluso la misoginia en algunos casos. Sus principales detractores consideran a los "charros" actuales (versiones extremadamente dulces y diluídas del charro tradicional), como una evolución de la música mexicana hacia el siglo XXI
Sea como sea, siempre habrá quien reconozca la obra de José Alfredo Jiménez y su imagen ha sido llevada al grado de celebridad en distintas épocas.
Hace unos días pude ver la película "En el último trago". Tenía mucho tiempo que no me divertía con una película mexicana. A pesar de los anuncios turísticos demasiado forzados, la trama me llevó a recordar que tarde o temprano, todos los mexicanos hemos sido afectados por un tema de José Alfredo y hemos usado de vez en cuando la frase "no vale nada la vida, la vida no vale nada".
Sería muy agradable toparnos en estos días con artistas que produzcan las mismas sensaciones que un disco de José Alfredo Jiménez y que en esencia impulse al mercado de la música mexicana, renovando los lugares de artistas mayores y que reposicione a la música ranchera con la profundidad que se merece.
Homenajes van y homenajes vienen, pero es una realidad que José Alfredo
Jiménez es por mucho uno de los ícono más reconocidos de la música
mexicana.
Hoy José Alfredo tendría 90 años, pero se marchó siendo leyenda.... Se marchó siendo "El Rey".
Rafael Mendoza escribe para Ad Libitum
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