La moda de los realitys de talento ya lleva algunos años en nuestro país. Para la mayoría, los Realitys son fraudes bien montados y con motivaciones de control mental.
En un principio, la motivación tanto artística como del público en general, creó una expectativa en la apertura de estos espacios.
No es nada nuevo puesto que en la radio y televisión mexicana, siempre hemos tenido estos festivales de la canción en todos los rubros. Lo diferente de estos proyectos es la fórmula franquiciataria que manejan.
Esto también es un punto de conversación a parte, así que me referiré principalmente a los de estilo importado (La Voz México, Factor X y American Idol).
Como nuestro enfoque es audio producción, haré a un lado la crítica social y mediática para centrarnos en la parte sustancial del asunto.
La percepción es todo
Una de las cuestiones más profundas de este tipo de programas es el factor de la percepción.
Un público cautivo reacciona más emocionalmente a lo que tiene enfrente. Este es el primer factor que daña la credibilidad del certamen.
La fórmula de pre selección y desarrollo de los candidatos parece ser más democrática y basados en un sistema de votación de 3 o 4 jueces. Sin embargo, son los mismos jueces los que a veces son incapaces de creer sus propias decisiones.
El sistema de The Voice supone que 4 jueces elijan su equipo de competidores "a ciegas". Puede parecer de mucha sorpresa para ellos voltear y encontrar el rostro de aquellas voces que atraen. Sin embargo para la audiencia es obvio que será una respuesta estandarizada.
Cuando a un personaje le dedican pequeños segmentos en el programa sobre su vida, el día a día y saber si tuvieron que vender su computadora para comprarse un micrófono, la percepción lo cambia todo.
Talento... palabra peligrosa...
Aunque existen participantes con voces tratables, la gran mayoría no cuenta con una trayectoria integral. Entiendo que se busque extraer la piedra filosofal para obtener el oro de un participante, pero hay que definir la palabra "talento".
Ya hemos hablado anteriormente de que el talento simplifica y hace más
cortos los tiempos de aprendizaje, pero no te vuelve un semidios.
La definición oficial de talento se refiere a una aptitud inteligente... es decir, facilidad para desarrollar una habilidad. Esta habilidad puede ser cantar, pero eso no significa que garantize un buen cantante.
Sin embargo, estos realitys lo manejan como un don divino.
Cuando se habla musicalmente de Mozart, Beethoven, Schubert o Chopin se les reconoce como genios de la música.
La denominación de genio con respecto a la superioridad humana es " Capacidad mental extraordinaria para crear o inventar cosas nuevas y admirables".
Entonces lo que escuchamos de un intérprete de estos realitys es meramente una definición de aptitud inteligente que les permite desarrollarse potencialmente, mas no creativamente.
Es aquí que el debate se vuelve más encarnizado, porque para un sector, apoyar a estrellas nacientes amateurs con talento es una pérdida de tiempo y para la gente entusiasta de las historias de éxito en estos programas, la emoción es el condimento que le hace permanecer en su sillón por horas observando el televisor.
Reciclando fórmulas para monetizar
¿Ayudan los realitys a monetizar la industria?... Si y no.
Sí porque son una forma de mantener el estatus de las grandes disqueras y el reposicionamiento de su mercado. Los temas no son nuevos porque es más económico reutilizar derechos de distribución, difusión y comercialización que crear nuevos compositores, arreglistas y músicos a quien deba pagarse por su trabajo.
La forma de comercializar las interpretaciones representan un margen muy pequeño para el participante y para el compositor, puesto que al hacer versiones compatibles se registran derechos por interpretación y arreglo musical.
Aún así, el grueso de estas ganancias va directamente al sello discográfico que tiene los derechos.
La otra ganancia es la monetización de los sistemas de votación, que va directo a la producción del programa, el pago de su regalía por franquicia y tiempo aire del producto.
En estos casos, parece que el dinero es suficiente como para hacer estos pagos y presentar una ganancia. Son fórmulas probadas fuera con la garantía de un sello. Una franquicia.
Ahora pasemos al no...
No ayuda a monetizar la industria en su parte más vulnerable y más importante... el potencial creativo.
Actualmente es posible desarrollar todo tipo de productos auditivos en cualquier parte de forma económica. Sin embargo, existe una crisis creativa que pone en riesgo la industria.
Pocos grupos actualmente se impulsan a realizar producciones más personales sin coquetear con la comercialización. El cover y la fórmula probada son una constante.
El riesgo parece menor al grabar un éxito e insertarlo en un disco, sin embargo bloquea al artista en un sistema de regalías cada vez más extendido.
Si esto es hecho por un artista, puede no parecer ofensivo, pero puedo probar que en menos de un año grabé 17 veces "Caminos de Michoacán" con diferentes intérpretes, bandas y estilos.
No ayuda a monetizar porque colabora principalmente a incrementar el consumo de los mismos temas que se promueven en los realitys.
Sin contar que la derrama proveniente de descargas, artículos promocionales y demás funciones del modelo 360 de la industria se queda en la franquicia que lo presenta.
Conclusión
En pocas palabras, los realitys de talento son tiendas de talento "fast food". El modelo operativo genera altas ganancias para las disqueras, la televisora y los productores.
Poco aporta al desarrollo de nuevos espacios de trabajo, a menos que sea en el área de touring del artista. Los patrocinios son bienvenidos en muchos de ellos y es una fórmula particular de operar principalmente en México (La Costeña en La Voz México).
Los Realitys proyectan la idea que basta aprender bien un tema musical, tener facilidad para ejecutarlo (talento), exponerse a un jurado y hacer una carrera discográfica.
No es un pecado tener talento... de hecho la frase "desarrollar un talento" es totalmente contraria.
El talento es una aptitud. No se desarrolla, se pone a trabajar. Aún para los guitarristas más talentosos, les lleva décadas pulir su arte.
El Reality nos dice a la audiencia y a las generaciones actuales que es posible "comerse" años de desarrollo siempre y cuando podamos repetir con gracia los azotes de La Trevi.
Ambas perspectivas son válidas y obedecen a una meta. Generar ingresos. Los Realitys hacen eso.
Ahora depende de usted decidir de que lado estar.
Rafael Mendoza ha visto Realitys antes de producir
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