Las ventajas de los sistemas de grabación y reproducción digitales no tienen discusión.
Han vuelto muy sencillas las tareas inimaginables hasta hace unos 15 años.
Géneros como el DubStep, Reggaetón, Pop, Metal y K-Pop no hubieran sido posibles sin las ventajas de la edición digital. Los esquemas de giras, producción y avanzados sistemas de monitoreo serían imposibles sin el desarrollo de las herramientas digitales.
Sin embargo, hay experiencias sensitivas que hemos dejado atrás en favor de este crecimiento tecnológico.
Vinil
En los tiempos digitales, la experiencia de comprar un disco en una tienda se ha perdido para un sector de la población en forma instantánea. iTunes demostró que es posible simplificar los procesos de compra desde un solo lugar.
Pero visto desde otro enfoque, el uso de un sistema Apple también ha esclavizado al usuario a intentar hacer más desde un sólo lugar.
Comprar un disco de vinil era una experiencia muy grata. Salir a la tienda de discos a buscar el vinil deseado. Tener que esperar y resistir la ansiedad del viaje de regreso. Oler el celofán nuevo y descubrir en el interior de una caja de cartón casi plana un disco de vinil recién prensado.
Sacar el disco y revisar la aguja para liberarla del polvo acumulado de otros viniles. Encender el estéreo y escuchar el ruido del amplificador a través de las bocinas. Colocar suavemente la aguja sobre el inicio del vinil.
El ruido de los bordes que eran tocados por primera vez... Una experiencia que se ha perdido con la descarga en MP3.
Cinta análoga
Obtener un álbum completo en cinta análoga era todo un reto. Los cartuchos de 8 pistas eran más populares para los sistemas de automóviles. Regularmente, las cintas análogas eran grabadas desde tornamesas de vinil y otras cintas. Son las primeras versiones de los playlist digitales. Escogías aquellos temas que te gustaban y los pasabas a la cinta. Con la llegada de los reproductores Walkman, el cassete compacto se convirtió en una de las mejores maneras de recopilar material de la radio.
Todos los días recuerdo poner una grabadora con el botón de Record, Play y el botón de pausa, listo para grabar temas salidos de la cabina de La Pantera, Radio Cañón que eran las únicas estaciones que pasaban rock estilo metal. De vez en cuando se colaba alguna canción de Radio Universal y llenar 60 minutos de temas gloriosos se podía llevar hasta un mes y medio "cazando" la canción deseada.
Muchas veces grabé cintas completas con capítulos de los Cazafantasmas desde la bocina de la televisión. El Hombre Araña, He-Man y hasta emisiones matutinas de programas de revista.
Conclusión
La intromisión digital ha hecho grandes avances, pero también ha creado una generación poco sensible a las sensaciones. Grabar con una interfase representa un gran avance para todos. Pero sólo aquellos que lidiamos con los formatos análogos, sabemos que el valor de hacer sonar un vinil o cassete nos traslada a esas sensaciones impresionantes al tratar de comprender como una corriente de electricidad podía hacer permanente un sonido en una cinta.
En estas fechas, si eres parte de la generación del vinil o la cinta, busca un dispositivo y revive esa experiencia grata. Yo he podido hacerlo ahora con mis hijas en pequeñas dosis y han aprendido a utilizar una tornamesa de forma sensible. Tal vez algún día la usen para scratchear, pero por lo menos sabré que les enseñé la forma correcta.
Si perteneces a la generación digital, busca un dispositivo y pregunta a quien lo haya usado, te muestre la forma de hacerlo... tus abuelos, bisabuelos, padres, tíos mayores de 30 años seguramente sabrán como hacerlo.
Vive esta experiencia y recobra el sentido que vincula el trabajo de una persona para generar un sonido y capturarlo en un dispositivo, listo para que esa comunicación a través de un sistema análogo, traspase su magia más allá de un fader.
Rafael Mendoza escucha viniles y cassetes en épocas de nostalgia
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