Sus problemas financieros a fines de los 90's parecen haberse ido disipando poco a poco, pues ha comprado franquicias millonarias para elaboración y explotación de otras líneas como Star Wars y Marvel. Recientemente ha pensado seriamente en comprar otras franquicias de alto calibre.
Sin embargo, sigilosamente avanza en materia de sello discográfico. Aunque Disney ya posee una discográfica que es Walt Disney Records, estamos hablando de que la compañía pueda crear una Major que se integre al mercado de Sony, EMI, Universal y Warner Bros.
Expandiendo Disney Channel
A fines de los 90's, Disney Channel ha sido plataforma de lanzamiento para artistas como Cristina Aguilera, Britney Spears o Justin Timberlake. Diez años después, Arianna Grande, Selena Gómez, Miley Cirus y Demi Lovato, son tan sólo algunas de los nombres que aprovechando sus carreras actorales, han desarrollado jugosas ganancias en disqueras y productos para cine, DVD o BluRay.
La nueva ola de Disney está dirigida a pre-adolescentes, adolescentes y en algunos casos mayores de 21 años. Está por demás decir que este rango de edad consume de forma progresiva y poco consciente.
No es que sean malos productos, sino fácilmente comercializables desde las plataformas que Disney ha pulido con años en la televisión.
El 44% del consumo musical en USA, se debe al género Pop. Todas estas propuestas y ante experimentos ya probados principalmente en Hanna Montana, OneDirection, Jonas Brothers y Drake Bell, impulsan a Disney para preparar un ataque como disquera Major de este género.
Los Soundtracks como punta de lanza al mercado
En 2014, dos soundtracks se perfilaron como ganadores de ventas superando a artistas como Taylor Swift, Beyoncé, Katy Perry y Bruno Mars.
La música original de las películas Frozen y Guardianes de la Galaxia habían realizado 4.4 millones de ventas entre descargas digitales y productos físicos en Estados Unidos, hacia el tercer trimestre del 2014.
De hecho, el disco de Frozen se posicionó globalmente como el disco más vendido del 2014 con 10 millones de copias digitales y físicas vendidas, superando a Taylor Swift que sólo recabó 6 millones de ventas.
Se calcula que la venta de este producto se duplicó durante la temporada navideña. Disney sabía de antemano su éxito. El entorno generado por el film, la "preventa" comercial que se realizó de objetos y merchandising de los personajes, permitió un impacto profundo en el mercado target.
Se estima que las ganancias netas de la película hasta inicios de 2015 era de $1,072.4 billones de dólares (si, billones), con una inversión inicial de 150 millones para su realización.
Conclusión
Disney lleva años probando el mercado musical por una simple razón. La industria de la música es el laboratorio de prácticas para productos visuales, pues es más barato probar en estas plataformas que prevenir una desgracia en el mercado cinematográfico.
Aún así, Disney ha tenido varios descalabros recientemente. Películas como John Carther, Regreso a Oz y la criticada Alicia en el País de las Maravillas de Tim Burton son muestra de que no siempre se puede atinar tan bien al mercado.
Frozen demostró a la compañía que podría obtener un mercado más amplio en la industria discográfica y no sería una sorpresa que pudiese estar esperando a que los servicios streaming den su batalla final. Recordemos que Star Wars se estrena a fines de 2015 y posee una de las bandas sonoras más icónicas del cine.
No es de extrañar que se prepare ya la segunda parte de Frozen. Mickey tiene bajo los guantes una estrategia sigilosa. Hay que seguir los pasos de Disney, pues nos podemos perder una de las maniobras comerciales en la industria más silenciosas de la historia.
Rafael Mendoza escucha Soundtracks en Ad Libitum
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Que bueno siempre es mejor tratar sobre todo conseguir estar siempre a la vanguardia dando oportunidad a quienes buscamos posibilidades para material de compositor enhorabuena y adelante con todo
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