jueves, 11 de febrero de 2016

¿Existe el racismo en la industria musical?



Hoy tocaremos un tema bastante delicado. Lo es principalmente porque aborda una perspectiva de identidad y emoción que influye en diversos estratos sociales alrededor del mundo. Existen otras problemáticas en la industria, como el sexismo (tema que merece artículo aparte), elitismo y discriminación a géneros más propositivos a nivel neutral.

Mi intención de este artículo, no es crear una polémica desinformada, por lo que les pido me ayuden escribiendo sus comentarios de una manera respetuosa y constructiva.

Hace unos días, las redes sociales hicieron retumbar un tema muy poco hablado en la industria. Un incidente ocurrido en el Festival Dimebash, protagonizado por Phil Anselmo, cantante de la desaparecida banda Pantera, volcó una serie de reproches y respuestas viralizadas en internet.

En un video subido por el usuario de You Tube "Chris R" titulado "Phil Anselmo is a Racist! Ruins Dimebash 2016" (¡Phil Anselmo es un Racista! Arruina el Dimebash 2016), se muestra la actitud del cantante en la despedida final mientras grita al público ¡Poder blanco! (White power!). Al mismo tiempo, imita el saludo nazi alemán.



La actitud de Phil Anselmo es tan sólo una expresión particular y que se limita al cantante como proyección personal. Sin embargo, revela una actitud como síntoma de una disfunción social de trayectoria muy arraigada en Estados Unidos.  

Donald Trump ha explotado esta misma disfunción de forma política. Lo difícil es aceptar que está funcionando, puesto que sus resultados electorales son reveladores. 

Pero más que un ataque a las actitudes de Phil Anselmo, sobresale la pregunta obligada: ¿Existe el racismo en la industria musical?

Orígenes

Como es bien sabido, los orígenes de la industria musical inician a fines del siglo XIX. No fue necesario que el fonógrafo llegara. Ya en 1880 existían en Estados Unidos, partituras musicales con el término "Coon", palabra derivada de mapache (racoon). 

Los shows de ministros, fueron la primer forma de teatro musical en el siglo XIX. Durante estas presentaciones, los actores de origen caucásico se pintaban el rostro de color negro, para representar el sufrimiento de los esclavos en las fincas. A estos personajes se les denominaba "Coons" porque aunque su rostro tenía un "antifaz" negro, mantenían su raza por interpretación.

Cabe mencionar que se utilizaba esta caracterización para ridiculizar las quejas de los afroamericanos de la época.

Con el tiempo, esta tendencia se fue disminuyendo, sin embargo, se mantuvo hasta los años 30's cuando el Blues y Jazz se convirtieron en manifestaciones de interpretación americana. El Blues y Jazz aún no se salvan de la referencia étnica, simplemente porque sus mejores exponentes provienen en su mayoría de afroamericanos.

¿Existe demanda para la música con mensaje racista?

Aunque no existe un mercado prolífero como tal, si existen diversas formas de distribución clandestina, principalmente arraigados en los grupos étnicos y racistas que los promueven.

El primer reclamo a Elvis Presley en las estaciones de radio se debía a que no podían concebir a un "blanco" cantar música de "negros".

Hoy en día, manifestaciones como el Black Metal Nacional Socialista, White Power Rock, Punk Nazi y algunas bandas de Death Metal Nordico distribuyen sus discos de forma artesanal o con tirajes bastante bajos.

Algunos brotes de estos géneros se han dado recientemente en América Latina, acompañada de manifestaciones neonazis e inclusive respaldadas y ligadas a grupos radicales de ultra derecha.

En México, la banda Brujería tiene un álbum denominado "Matando güeros", un hecho que ha levantado polémica y apoyo, siempre polarizado por la creencia política y nacionalista de origen.

No digo que sea malo escribir o publicar un disco así, sino que nuestra sociedad tiene muchas carencias de origen educativo, moral, social y espiritual que alteran profundamente la percepción final de un álbum con este tipo de temas.

¿Es la única forma de generar racismo en la industria?

Desafortunadamente, existe una tendencia a mostrar conductas racistas sobre géneros, artistas e inclusive étnicas provenientes de grupos específicos (gitanos, árabes o recientemente los exponentes de la música peruana folcklórica). Si eres metalero, entonces no puedes escuchar cierto tipo de música. Si escuchas banda o música folcklórica, tienes prohibido escuchar géneros extranjeros.

Si gustas de la música clásica, tiendes a rechazar y denigrar géneros como el reggaetón o hacer comparativas técnicas con respecto a las composiciones musicales de "alto" nivel.

Estos hechos han creado divisiones radicalistas y ya hemos visto sus dañinos efectos en la sociedad. 

Hace algunos años, en la Plaza de Armas en Querétaro, un grupo de emos fue golpeado gracias a que una "mente brillante" condenó su instalación en dicha plaza y procedieron a "recuperarla" en el nombre de la "música verdadera". 

Esta convocatoria a través de redes sociales fue minimizada con el alegato de que los "jóvenes" solamente estaban siendo guiados por su sentido de "identidad".

Es claro que actualmente, los emos siguen siendo evaluados en forma discriminatoria por diversas actividades relacionadas con su forma de vida. 

¿Cómo podemos evitar el racismo en la música?

Propiamente dicho, la industria musical ha participado un poco al generar las divisiones de género musical y explotando las costumbres de cada segmento de mercado, para mantener a los fieles dentro de un consumo contínuo.

Sin embargo, es también tarea del consumidor musical, abrir su mente a nuevas posibilidades musicales, entenderlas primero como una manifestación artística y posteriormente decidir si gusta o no de ellas.

Creo importante decir, que si un género musical no es de tu agrado, no significa que se pueda agredir, contradecir y ridiculizar a quien guste de ese género.

Los medios de comunicación, ponen de su parte al abrir foros sobre debates tan absurdos de comparación entre Wisin y Yandel o Arjona versus Juan Gabriel y hasta Paquita la del Barrio.

Conclusión

Ravel decía que música sin sentimiento, no vale el papel ni en que está escrito. La música como núcleo de la industria musical, siempre ha sido libre de especulaciones y divisiones por su naturaleza artística, estética y cultural. Al transformarse en un producto dentro de la industria musical, combina una carga emocional principalmente debido a la experiencia que hace vivir al consumidor. 

En México, tenemos antecedentes como la represión de la Plaza de Armas en Querétaro, las tradicionales golpizas a la banda en eventos de rock urbano e inclusive las manifestaciones en redes sociales pro y anti reggaetón.

Este es un diálogo para todos y es precisamente aquí, que pido su ayuda ofreciendo su enfoque y punto de vista al respecto.

El racismo es un problema tan complejo, que no puede ser abordado de forma individual y solamente a través del diálogo colectivo (desvaneciendo los prejuicios y costumbres que los han arraigado a las sociedades del siglo XXI), será posible atenuar al máximo estas manifestaciones que están a la vista de todos y tan vagamente interpretadas por la indiferencia.

Rafa Mendoza escribe para Ad Libitum
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