martes, 29 de julio de 2014

Radiografías Musicales Rusas...

 
 
 
 
Cuando leí un artículo que mencionaba dichas radiografías me aboqué a profundizar en el tema. El artículo hacía referencia a una forma básica de piratería en la Rusia de los años 60 y 70's, aunque al parecer la práctica se mantuvo en baja intensidad hasta los años 90.

La música occidental estaba prohibida para la mayoría de los habitantes rusos. Algunas copias lograban rebasar las fronteras de contrabando o bajo pequeños sobornos. En las zonas de la frontera, los jóvenes rusos creaban tardeadas donde sintonizaban estaciones de radio que se colaban de otros países para escuchar a los rockeros europeos y occidentales.

Algunos grababan pobremente las emisiones con grabadoras comercializadas por el contrabando alemán o aquellas que recuperaban adaptando piezas de otros componentes. Estas piezas musicales eran únicas y sus orgullosos poseedores eran dignos DJ's anónimos en aquellos años.

Régimen de control

Cuando alguien conseguía introducir al país un disco de contrabando, las reuniones para celebrar su llegada y establecer verdaderas comunidades "underground", inmediatemente se preguntaron cómo podían realizar réplicas de ellos.

Conseguir un disco era similar a quien ahora tiene acceso o no a comprar un sistema THX casero para su sala, o el iPhone de última generación. Con la diferencia que no existía una industria de distribución homogénea (todavía no se consigue), lo que hacía increíblemente difícil adquirir un disco real.

Piratería cultural

La inventiva humana no tiene límites. El vinil era un elemento poco común durante la guerra fría, pues toda la producción se concentraba en el desarrollo militar. Las pocas piezas utilizadas para la comercialización musical pertenecían a la élite. En algún momento de mi carrera profesional tuve acceso a un disco ruso de música clásica, pesadísimo y con una manufactura tan robusta como para asegurar su durabilidad.

Pues alguien pensó que una buena base para copiar estos discos serían las placas de rayos x sin usar. Una gran cantidad de ellos eran desechadas por hospitales civiles y militares.

Las máquinas cortadoras de vinil eran comunes pero no todos tenían acceso a ellos, así que se turnaban para "maquilar" un limitado número de copias que intercambiaban por privilegios alimentarios, ropa o concesiones de tipo militar.

El proceso para su realización no está muy bien detallado, pero al parecer se realizaba de la misma manera que se utiliza un mimeógrafo, solamente que se utilizaba una aguja para reproducir el disco original y una cabeza cortadora que copiaba sus movimientos simultáneamente.
 

La calidad del mismo era muy inferior al original, pero al parecer era suficiente para transmitir la idea y el disco sólo duraba unas cuantas pasadas, por lo que se utilizaba no muy regularmente y se les cuidaba como verdaderas joyas musicales. Se podría reproducir por sólo una cara. Para el círculo con el que se instalaba en el tocadiscos, utilizaban un cigarro encendido y darle ese exacto calibre.
 


 Irónicamente, esta técnica fue desarrollada muchos años antes de que en occidente se considerara realizar los "discos flexibles" que tan populares fueron a fines de los años 70 y que sirvieron como base de comercialización musical o "demos" promocionales para la industria.


Conclusión

Sigo buscando información sobre este verdadero hito de la historia no contada de la industria. El rock se instaló en Rusia, principalmente gracias a la distribución de estas piezas en aquellos años. Mucha música occidental también consiguió penetrar las fronteras en forma de una radiografía. En estos años donde la industria musical tiene un canal de distribución tan amplio como internet, todavía existen cientos de millones de personas que no tienen acceso a los materiales que necesitan. Este fenómeno mundial de entregar todo por digital, se ha convertido en una necesidad social. Pero esta forma de "piratería cultural", justifica el derecho humano de comunicarse y tener acceso a todo aquello que desconoce.

Prometo encontrar algún archivo que permita escuchar una radiografía musical rusa...

Rafael Mendoza escucha viniles de vez en cuando en Ad Libitum
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