lunes, 13 de enero de 2014

Buenos y malos hábitos del audio digital...



El audio digital, representa un avance en las técnicas de producción actualmente. Operaciones casi imposibles de realizar (aunque me tocó ver artistas de la edición análoga en acción), se suman al arsenal de Productores, músicos e ingenieros en audio alrededor del mundo.

Poseer una plataforma digital, ha abierto la oportunidad de modificar y ajustar detalles. Pero su aplicación se justifica normalmente por vía creativa.

En nombre de la "creatividad", se le da una importancia notable a las herramientas digitales, aunque no estén justificadas.

Hagamos un análisis de los buenos y malos hábitos de las herramientas digitales.

Buenos hábitos (camino al cielo)...

Mantener la relación Señal-ruido: La calidad de captura y la posibilidad de mantenerse lejos de la distorsión, así como del ruido de fondo es el primer paso al goce de los beneficios en audio digital.

Funciones multitrack: Tener un micrófono no significa que no puedas desarrollar un proyecto más complejo. Aquí la palabra clave es planeación y creatividad para realizarlo. El límite se ha ido y depende del tipo de proyecto al que desees accesar.

Procesamiento interno: La mayoría del software te permite hacer funciones de procesamiento básico y avanzado. Utiliza las herramientas de edición como una forma de controlar el sonido y no corregir lo que puede ser evitado al grabar.

Limpiar tracks: Limpiar los sonidos indeseados nunca fué tan sencillo como seleccionar y borrar. Checar fase, alinear fuentes diversas o controlar la cantidad de sonido directo y procesado con tan sólo un click.

Niveles operativos: Tener un mejor rango no significa que haya que utilizarlo al 100%, controlar los niveles entre -5 y -7 dB en escala digital pueden colaborar a una mejor mezcla.


Malos Hábitos (camino al infierno)...

Ganancia: Usar en exceso este comando para añadir o quitar intensidad a una señal mal grabada no es garantía de buen sonido. Es de los usos más comunes por el editor amateur o "carnicero digital".

Normalizar: Otra de las operaciones "mágicas" que no tienen una etiqueta de "úsese bajo su propio riesgo". Normalizar no intensifica el volumen adecuadamente y sí agrega bits de información que colaboran a ensuciar una toma de audio. Si no grabaste con buen nivel, vuélvelo a hacer de ser posible.

Plugins de corrección en afinación: Otro "Santo Grial" que utliza el músico desafinado, pero es peor un ingeniero en audio que lo permite. Cuando se paga extra para usarlo está perfecto, pero con ello contribuímos a ofertar más su uso. Creo que en una buena interpretación, procesar un 15 a 20% del sonido en general de una voz es un buen rango para optimizar una melodía. Más allá de eso, es deficiencia y complicidad entre ingeniero y músico.

Procesamiento excesivo: Que tengas 64 canales con plugins disponibles, no significa que todos deban llevar su propio efecto. Ecualización y compresión es lo más común en la mayoría. Pero querer ingresar una reverb por cada tom ya es una falta de aprendizaje en los recursos. Hay proyectos donde se justifica.

Corregir baterías mal ejecutadas: Es perfecto y bonito ajustar la bataka a tiempo, pero la técnica del baterista y bajista no están solamente en ser exactos. No hay botones para feeling y musicalidad en el software. Eso no se consigue con nada. Baterías editadas sin feeling... sin comentarios.


Conclusión

Existen muchos más hábitos que debemos delimitar al realizar una producción. Grabar un proyecto pobre en contenido, musicalidad o mensaje, siempre habrá de sonar pobre, a pesar de estar realizado en Abbey Road (dudo que los reciban).

He escuchado excelentes trabajos realizados en una plataforma de Audacity que tienen todos estos elementos. La plataforma se convierte realmente en una herramienta de producción  y no de "corrección".

No todos los materiales están excentos de correcciones, sin embargo un 10% suena apropiado para cualquier producto de audio producción.

El audio digital llegó para volvernos más creativos y abiertos a posibilidades. Pero son sólo herramientas, que bien manipuladas, ofrecen bellos retratos y experiencias dentro de un todo.


Rafael Mendoza edita, produce y utiliza audio digital en Ad Libitum
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